Cuando llegamos con el autocar, ya nos estaban esperando con los camellos para hacer el recorrido por las dunas del desierto del Thar. La travesía duro sobre una hora y fue de lo mas divertido. Cuando el camello se irguio, yo pensaba que salia disparada por delante. El chavalito que nos acompañaba ( Carlos ) se reía sin parar y nos decía que nos sujetaramos fuerte. Yo termine con medio culete morado, no se si por la fuerza que hice para no caerme, o por el movimiento que llevas al ritmo del camello
Aquí, fue el momento mas emotivo del día. Me dejaron este bebe, que de buena gana me lo hubiese traído Al final de la travesía por el desierto, no hicieron una recepción en una jaima y me lo pase pipa bailando con los beduinos
No hay comentarios:
Publicar un comentario